La función
básica del Sistema Inmunológico es la de protegernos contra infecciones, afecciones
y enfermedades de todo tipo. Éste lucha contra miles de depredadores
medioambientales y microorganismos infecciosos, los cuales pueden invadir y
dañar virtualmente todas las partes del cuerpo. El Sistema Inmune tiene la
capacidad de expulsar patógenos (virus, bacterias, etc.) químicos tóxicos y
células tumorales generadas mediante mutaciones. También ayuda al cuerpo en
la reparación y sanación de tejidos, y
se encarga de mantener la homeostasis (balance) corporal.
El Sistema
Inmune involucra una serie de eventos precisos y de muy alto performance, para
destruir cualquier posible invasor. Una vez que el Sistema Inmune identifica a
un elemento indeseable, genera un conjunto impresionante de sustancias químicas
y de armamento celular para eliminar a los perpetradores. Esta elaborada,
intrincada e inespecífica respuesta inmune, puede realmente discriminar entre
“lo propio” y “lo no propio”, o lo que es lo mismo, diferenciar entre las
células que forman normalmente parte del cuerpo, versus los organismos alienígenas.
La inteligencia innata del
Sistema Inmunológico asegura que éste no se vuelva contra el propio cuerpo y
pierda la capacidad para distinguir entre “células buenas y malas”.
Autoinmunidad
Cuando el
Sistema Inmunológico pierde la capacidad para distinguir entre “lo propio” y
“lo no propio”, puede desarrollar una enfermedad auto-inmune (el cuerpo elabora
anticuerpos y Células T dirigidas contra sus propias células, tejidos, e
incluso contra órganos específicos). La respuesta autoinmune puede incluir
alergias, asma, artritis reumatoide, dermatitis, diabetes, lupus sistémico
eritematoso, esclerosis múltiple, fibromialgia y también puede ser un factor de
sustentación de numerosas condiciones crónicas. Cuando el cuerpo se encuentra en constante exposición a
varios patógenos, el Sistema Inmune se sobre-estimula resultando en una
condición autoinmune.
Inmunidad deprimida
Cuando el
Sistema Inmune funciona apropiadamente, nosotros permanecemos saludables. Sin
embargo, dicho Sistema puede verse comprometido. Esto puede ser el resultado de
lo siguiente: incesantes agresiones ambientales tales como: exposición a
seudo-estrógenos; pesticidas y polución en el aire, alimentos y agua; algunos
medicamentos; daños metabólicos persistentes (por ej.: estrés, altas cargas de
radicales libres); nutrición pobre, infecciones crónicas o edad avanzada,
actividad física extrema y estrés emocional. Como se puede ver, numerosos y diversos factores pueden
comprometer al Sistema Inmune y desequilibrar el delicado balance de sus componentes.
No es un
secreto que nuestro cuerpo es sometido a un intenso estrés físico y emocional
en nuestro intento por rechazar las constantes agresiones multifactoriales
antes mencionadas. Cuando nuestros cuerpos se sobrecargan de tensiones, los
mecanismos reguladores del Sistema Inmune se debilitan y se tornan menos
efectivos resultando en: fatiga; pérdida de resistencia y energía; resfriados e
infecciones frecuentes; pérdida de apetito y peso; fiebre y sudoración
nocturna; erupciones cutáneas y escalofríos; diarrea; incrementos severos de
síntomas alérgicos; ganglios linfáticos inflamados, y otros síntomas de
deficiencias Inmunitarias.
En
ocasiones, esas condiciones pueden exacerbar los síntomas iniciales de
condiciones de inmuno-compromiso más severas (como cáncer, fatiga crónica, VIH,
etc.). Es de muy amplia creencia que el cáncer puede ser causado por una
depresión del Sistema Inmune ocasionada por el envejecimiento, estilo de vida y
otros factores. El virus del SIDA es conocido por destruir las células del
Sistema Inmune y ocasionar una serie de fallas en el sistema corporal.
Con el
tiempo, las células inmuno-mediadas normales pueden transformarse inadecuadas o
disfuncionales. Esto puede permitir múltiples mutaciones genéticas en la misma
zona (transformaciones malignas) resultando en un crecimiento anormal. El
proceso degenerativo es generalmente lento y elusivo. Puede tomar varios años y
varios ataques de la enfermedad para realmente manifestarse y ser entonces
diagnosticado.
Los
Polisacáridos/polipéptidos (VIDACELL™)
tienen grandes propiedades inmuno-estimulantes. Los profesionales de la Salud
han observado consistentemente los beneficios terapéuticos producidos por
los Polisacáridos/polipéptidos en una
amplia variedad de problemas de salud. Han demostrado promover una vasta
mejoría en muchos, comunes pero serios, casos de problemas de salud, tales
como: cáncer, sindrome de fatiga crónica, hipertensión arterial, artritis
reumatoide, Parkinson, Alzheimer, diabetes, hepatitis, hipercolesterolemia,
tumores, Tourette, sindrome de colon irritable[1]
Para mantener una buena salud, minimizar la
frecuencia y severidad de todas las enfermedades, y recuperarnos rápidamente,
es imperativo que el Sistema Inmune funcione eficiente y óptimamente.
Mientras mayores sean los riesgos a los que sometamos a nuestro cuerpo, mayores
serán las exigencias que debamos hacer a nuestro Sistema Inmune para el mantenimiento de nuestra salud. El
apoyo natural al Sistema Inmunológico es muy importante, y debemos tomar la
adición de Polisacáridos/polipéptidos a nuestra dieta diaria como una
consideración de primer orden.
[1] Izhak, Dr.
Mohammed, “Posible solución a los problemas de salud, globales”, Revista
Nature’s. Abril 2002